sábado, 9 de marzo de 2013

El noviofan


Hay gente que más que un novio o novia quiere un fan. Esa clase de personas que necesitan el alago constante, si bien no con palabras, por lo menos con hechos.

Por Cristo Rodriguez

En las ultimas semanas, observando la relación de unos conocidos, me he dado cuenta de porque mi anterior relación naufrago en el pantano del llanto y el olvido eterno. El era uno de esos que necesitan tener a su lado a alguien que lo admire. Y yo no soy de esos, no soy yo muy fan, nunca lo he sido, no soy de admirar, no lo necesito. Por supuesto me gustan cantantes, actores y tal, pero nunca he podido ser lo que se dice fan. Reconozco que si ciertas personas estuvieran a mi lado no sabría como actuar, pero eso no se debe a un sentimiento de fanatismo si no a un déficit en cuanto a mis habilidades sociales. Al igual que no se actuar delante de los hombres que me gustan y no se debe a que sienta admiración por ellos, lo que siento, más bien, son las hormonas revolucionándose por dentro y un deseo sexual que me impide actuar de forma natural.

Pues bien, en dicha observación puramente educativa de la pareja en cuestión, me he dado cuenta de que hay gente así, más de los que yo creía. Ellos se sienten admirados cuando su pareja comienza a escuchar música que a ellos les gusta, empiezan a realizar actividades que ellos realizan, leen libros recomendados por ellos y modifican, poco a poco, sus opiniones y creencias para ir amoldándose a las de la pareja que admiran hasta llegar a ser un clon de su propia pareja, sin personalidad, opinión propia o respeto por si mismos que, por el echo de ser sólo una copia, quedan relegados a la invisibilidad pública.

Yo, por el contrario, soy una persona dura con creencias y formas de hacer las cosas bastante estáticas. Para cambiar de idea, de verdad, no solo de boquilla por aquello del que me dejen tranquilo, necesito argumentos de peso constatados, si puede ser, por estudios realizados por personal cualificado. Esto hace que para mi no sea viable el tener una relación con un fan demandante.  

El tiempo pone las cosas en su lugar, como bien decían nuestros ancestros, sin ir más lejos mi abuela, que es el ancestro vivo más cercano que tengo. El mismo tiempo, y las experiencias de la vida, nos enseñan, si queremos aprender, y nos dan las respuestas a todas esas cosas que nos van sucediendo en el camino. Con ello tenemos dos opciones aprender o caer en la misma piedra, ambas son correctas y ambas son posibles. La vida esta para vivirla ¿no? ¿Pues porque no caer en los mismos errores entonces? Como he dicho yo no soy fan, pero igual me gusta la piedra… ;)

El palomo del amor


Esta mañana he visto a un palomo intentando "cortejar" a una linda palomita y no he podido dejar de darme cuenta de las similitudes que el cortejo animal tienen con el humanos.

Por Cristo rodríguez

A pesar de que el ser humano se cree una raza muy superior al resto de los animales, en muchas cosas, pero mucho mas en el cortejo, se parece a las especias menos evolucionadas de nuestra fauna mundial.

Que hace un palomo:

1.  Se acerca a la palomita, que esta con su grupo de amigas, y hace como que come mientras se deja ver.

2.  Como la palomita pasa de el, él se engalana. Levanta la cabeza, saca pecho y, ha cierta distancia eso sí, hace unos ruiditos de macho fuerte y grandón.


3.  Como estas tácticas no dan resultado, se acerca todo lo que puede a la palomita hasta rozarla con sus plumas para ver si eso da funciona.

Y como los humanos sabemos que nada de eso dará resultado hasta que la palomita este preparada lo miramos con cierta simpatía y pena mientras que él continua ciegamente hasta finalmente conseguir a la palomita en unas cuantas semanas más.

Lo que hacen los humanos:

1.  Repiten casi de forma fiel los pasos 1, 2 y 3.

2.  Hay que reconocerlo, algunos palomos no llegan ni siquiera al paso 2, se dan por vencidos antes de tiempo y no prueban ni a acercarse a a la palomita que les gusta.


Cuando esto no da resultado tienen varias opciones:

1.  Dejan a la “palomita” guapa y se van con una de las amigas que parece estar mas dispuesta a aparearse. Esta es, casi siempre, la opción más usual y menos dolorosa, al menos para la palomita.


2.  Desisten de su empeño, por ese día, se emborrachan con sus amigos, se deprimen junto a su resaca del día después y vuelven a intentarlo más adelante con otra palomita menos si la autoestima, o las copas demás, los deja.

3.  Solo unos pocos persisten de forma gallarda hasta que por fin consiguen a la palomita por la que beben los vientos.

4.  Y, como excepción pero no poco usual, unos pocos desalmados fuerzan a la palomita, aunque, dejando eufemismos a un lado, la palabra correcta sea violar.

Y así somos, porque evidentemente somos la especie más evolucionada del planeta. ¿No es así? ¡Olé nuestros huevos!

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